"Somos un hilo de luz, cuando abrimos
nuestro corazón y dejamos que nuestro espíritu dance,
nos conectamos con el poder del cielo y la tierra"
Luisa Luna García



La danza es una forma de expresión del espíritu y nuestro cuerpo es un instrumento de poder. Por medio de la danza nos conectamos con nuestra esencia y elevamos nuestra intención a la divinidad. Las culturas milenarias y ancestrales usaban ésta técnica como sanación y forma de relacionarse con las energías ya que el constante movimiento sutil y rítmico del universo es una danza. Como la brisa que mueve las hojas, el vuelo de un ave, la lluvia … el fluir de la naturaleza en sí es la danza primordial, los movimientos rituales mejor concebidos por el misterio de la existencia.



Ésta es la historia de un largo camino, de un pueblo misterioso, de un incierto destino: la de los gitanos. Hace más de mil años partieron desde el norte de la India, cruzando países, religiones y conciencias. Fueron músicos y bailarines, obreros y adivinos, comerciantes, cazadores, ganaderos, herreros, mendigos, ladrones y peregrinos. Tienen una cultura que está hecha de miles de culturas contrastantes y una lengua con palabras de mil idiomas diferentes. Nunca tuvieron afición a la propiedad ni hicieron ninguna guerra. Un día aquí, el otro ahí, por senderos indefinidos, fueron nómadas al margen de cualquier civilización, de cualquier domicilio. Perseguidores de la diosa libertad, de una vida sencilla e independiente, con la naturaleza parecen mezclarse.
ALVARO GARCIA LEMA

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“¡Oh día!, levántate, los átomos danzan,

las almas gozosas, sin cabeza ni pies, danzan.

A aquél para quien el firmamento y la atmósfera danzan,

al oído le susurraré adónde conduce la danza”

(Rumi)